Desde hace una década las redes sociales forman un aliado casi indispensable dentro del marketing empresarial. Pero, como en casi todo, tienen asociada una letra pequeña que no siempre se toma en cuenta a la hora de decantarnos por su uso. No se trata solo de ser original en los contenidos a publicar o elegir bien la hora en que lo hagamos. Sacar el máximo partido a los canales sociales de tu negocio tiene mucha más miga de la que parece. Hoy en este nuevo artículo de Simple Marketing, voy a comentarte algunos errores muy habituales que cometen las empresas con este tipo de marketing.
Error 1: no analizar si es el canal adecuado
El abecé del emprendedor sin experiencia incluye, entre otras locuras, el lanzarse a acciones publicitarias sin haberlas estudiado previamente. Hay que grabarse algo a fuego en nuestra piel de empresario: todo lo que no se analiza está abocado al fracaso. Debemos plantearnos dos cuestiones:
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- ¿Qué pretendo obtener de las redes sociales?
- ¿Tengo contenido interesante para alimentarlas de forma habitual?
Si te fijas, las empresas estructuradas pueden responder con contundencia a esas preguntas. Si tú no puedes, lo mejor es que eches el freno y lo pienses bien. Las redes sociales son herramientas de marketing que, como todas, nos han de devolver un rédito económico. Algunos objetivos pueden ser el lograr ventas en nuestra tienda online, suscripciones a una newsletter, obtener feedbacks de clientes o visibilidad. Todos son válidos, pero tienes que saber a dónde caminas para poder llegar.
Pero aquí viene la pregunta del millón. ¿Tu negocio tiene capacidad de ofrecer de manera constante contenido atractivo para que alguien te siga? No nos engañemos, todo el mundo hace publicaciones en redes, pero solo nos interesan aquellas que nos aportan algo. ¿A caso tú sigues a cualquier empresa?
Error 2: no escoger la red social que necesitas
Está muy bien seguir las modas. Nos marcan hacia dónde se mueve el mundo ya sea en tecnología, en ropa o en series. Pero que sean tendencia no quieren decir que sean buenas para ti. En redes sociales, y en el marketing en general, esta máxima toma una importancia mayúscula. No todas las redes son válidas para tu negocio por mucho que sean las más utilizadas del momento. Lo vas a entender muy rápido.
Si tu objetivo es vender productos visuales en internet; vestidos, cuadros, alfarería… ¿cómo lo harías? Efectivamente, mostrándolos a través de una foto o un video y para ello Instagram es un lugar perfecto.
Pero ¿qué ocurre si nuestro negocio es una asesoría? ¿O una empresa de calefacción? ¿Tendremos imágenes atractivas que fomenten la atracción de clientes? Lo más probable es que no y, no te engañes, por muy chula que vistas una caldera o la declaración de la renta, siempre será una caldera o la declaración de la renta. Además, ¿vas a tener suficientes ideas para alimentar con imágenes diferentes tu feed de una forma habitual? Me temo que no.
Por otro lado, si pretendes atraer gente a tu página web, tienes que pensar qué plataformas te permiten compartir enlaces de una manera rápida y efectiva y que, además, puedan generar cierto efecto viral.
Por el contrario, ¿sería interesante usar Twitter para mostrar tus últimos diseños? Es cierto que dicha red permite incorporar fotografías, pero también es verdad que los usuarios de Twitter buscan un contenido más informativo que visual. Por tanto, no te dejes llevar por lo popular, apuesta por lo efectivo para tu empresa.
Error 3: no medir las estadísticas de tu página web y redes sociales
Medir y actuar, medir y actuar, medir y actuar. No hay más secreto en el marketing. Si no sabemos el impacto que tienen nuestras acciones publicitarias en los clientes, jamás sabremos si estamos llegando al objetivo que nos planteamos al iniciar una campaña.
De todos los errores a la hora de meternos en el mundo de las redes sociales este es el más grande. Si lo evitamos podremos ir solucionando todos los demás, pero es imposible poder cambiar nada con acierto si no sabemos lo que está pasando. Para ello hay herramientas, empezando por Google Analytics y acabando por la propia información que nos devuelven las redes, para saber si lo estamos haciendo bien o no.
Gracias a este tipo de servicios online podremos sacar datos como el género, la edad o la ubicación de nuestros potenciales clientes; desde qué dispositivos nos vigilan o a qué horas y días lo hacen. Con esas estadísticas podremos ir definiendo con más precisión a nuestro cliente tipo y cómo atacarle de una forma más efectiva.