El marketing social puede ser el valor añadido que necesita tu negocio o proyecto para destacar. En un mundo tan saturado, las diferencias en el trato al cliente pueden ser claves a la hora de decantarse por un producto u otro.
El marketing social ha estado presente en nuestros comercios desde que las transacciones entre humanos comenzaron. Ha sido y es una pieza cada vez más importante para el éxito de nuestra marca. Podemos estudiar cientos de libros sobre la publicidad o la gestión empresarial, pero hay cosas que solo se aprenden en la calle.
Un marketing vintage
Simplemente dando un paseo por los comercios más tradicionales de nuestra ciudad, podemos llevarnos un master publicitario de forma gratuita. Esas tiendas de toda la vida han logrado crear una vinculación con sus clientes envidiable.
Sus saludos cercanos y conversaciones ligeras con todo aquel que pase por allí son algunas de sus mejores armas. Hablamos de esos lugares donde invitar alguna vez no supone una pérdida, si no de hecho, una inversión para fidelizar a mas personas. Recomendaciones, productos ajustados a su público y algunos exclusivos, les refuerzan como empresas respecto a las grandes superficies.
Más grande no siempre es mejor
No puedes competir con Amazon, asúmelo. De hecho, hoy en día no podemos competir con ninguna de las grandes plataformas o al menos con sus mismas armas. Una campaña en Facebook o una reducción de precios puede ayudar a captar nuevos clientes, pero no para retenerlos. Hemos de aprender a diferenciarnos en la práctica y en un mundo tan saturado, parece que lo simple está ganando a lo complejo.
Esto ocurre por dos factores. El primero es que estamos hartos de enfrenarnos a los infinitos buscadores de los grandes comercios por internet, donde el único filtro real y asumible son las valoraciones. Aunque existan numerosos parámetros, no muchos se aventuran a comprar productos que no generen fiabilidad y es ahí donde entran las pequeñas tiendas.
El segundo es la homogeneidad de la oferta. Si buscamos un producto en una de esas enormes páginas, por ejemplo, una bicicleta estática, veremos que los primeros 20 o 30 productos son prácticamente iguales. Solo varía el precio, pero depende de nuestra pericia en la búsqueda encontrar o no lo que tenemos en mente.
“Estás buscando algo y yo tengo exactamente lo que buscas” Esta podría ser la clave donde los pequeños negocios pueden ganar a los grandes por la mano.
¿Cómo ejecutar el marketing social?
En primer lugar, define a tus clientes y evalúa sus necesidades. Por ejemplo, si tienes un gimnasio femenino, podrás determinar por ejemplo que tus potenciales usuarios serán mujeres de 40 a 60 años. A partir de ahí tendrás que encontrar valores añadidos a tu negocio que mejoren la confianza de estos perfiles. Por ejemplo, podrías organizar un grupo de lectura para los miembros del gimnasio o cenas mensuales para fomentar la interacción de los socios.
Aparentemente estas medidas no suponen un aumento de ingresos inmediatos. Sin embargo lograrás que esas personas se decanten por tu propuesta con algo que en principio está alejado de tus propias tareas.
En Simple Marketing contamos con un departamento propio para poder establecer estrategias de marketing social. Puedes visitar nuestra página y ponerte en contacto con nosotros.